La piedra de moler, mortero o molcajete unos de estos nombres les será familiar a la hora hacer algún tipo de salsa picante o guacamole.
Ya que así se los llaman en diferentes partes del mundo.
Debido a que estos utensilios sobreviven como testigos de la cocina más tradicional y hogareña, artesanal y algo rústica.
En la cocina diaria la piedra de moler , mortero o molcajete , ha pasado a ser un objeto superfluo, accesorio, del que solo nos acordamos haciendo un gran esfuerzo.
Y nos permitimos el lujo de dedicar tiempo pausado a la preparación de un determinado plato.
¿Por qué entonces sobrevive este utensilio en un mundo cada vez más tecnológico?
No es solo por ese placer de recuperar el trabajo manual y casi terapéutico, sencillamente hay elaboraciones que un robot o batidora jamás podrá igualar; al menos de momento.
Sabemos que no es lo mismo un diente de ajo picado que majado, la textura del pesto no queda igual pasada por las cuchillas y no tienen nada que ver la intensidad aromática de las especias machacadas al momento con las de una mezcla comercial.
pero una piedra de moler , mortero o molcajete nos aporta textura,
liberando poco a poco los sabores, aceites y aromas de cada ingrediente.
Además, nos permite ir haciendo ajustes, porque en cocina no siempre trabajamos con cantidades exactas.
En la Edad Media la piedra de moler , mortero o molcajete era el que permitía suavizar salsas o crear purés y cremas del gusto de nobles y reyes.
Las ventajas de usar la piedra de moler, mortero o molcajete
Cuando uso mi mortero es sinónimo de que estoy relajada y quiero sentir un poco de la aromaterapia de la cocina Es recuperar el valor artesanal, reencontrarse con esa magia de presenciar cómo se transforman los ingredientes y se liberan sus esencias.
Pero también tiene ventajas verdaderamente prácticas. Controlando la fuerza y los movimientos de la maza o mano, podemos obtener resultados distintos según cada receta.
En un alioli queremos reducir el ajo a una pasta, pero no así en una majada para completar un pescado al horno.
Este utensilio rompe fibras, ablanda texturas, tritura frutos secos y muele especias y semillas, machaca hierbas y deja salir el agua natural o los aceites de los ingredientes, creando emulsiones más o menos homogéneas, conservando el color y la textura, potenciando los aromas.
Las especias recién molidas proporcionan una intensidad aromática superior que marca la diferencia en platos donde juegan un papel clave, como en un curry.
Nos permite así crear nuestras propias mezclas personalizadas, con la cantidad exacta necesaria, evitando acumular especias molidas en el cajón durante meses que terminan siendo insípidas.
Guacamole y otros dips son mucho más sabrosos si se majan en lugar de triturar, conservando una textura irregular con trocitos enteros de los ingredientes.
Es además mucho más práctico recurrir al mortero para hacer el típico majado de pan frito y/ almendras y ajo con el que enriquecemos tantos platos tradicionales
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